No sé por dónde empezar... El pueblo es precioso y muy tranquilo, la habitación era muy bonita y la cama súper cómoda, el hotel es una preciosidad... y sobre todo, Toni y Sofi hacen todo lo posible para que te sientas como en casa desde el minuto uno.
Tanto los desayunos como las cenas son copiosos y de mucha calidad, además se nota que están hechos con cariño.
No dejéis pasar la oportunidad de hacer una ruta con las bicis eléctricas, son una pasada!!
