Hemos estado después del estado de alarma y han modificado cosas para dar seguridad a los huéspedes.
La pareja es encantadora, reservamos cena y fue un acierto, a elegir entre menú o carta pero todo muy rico. Y con vistas nocturnas a Guadalest, de noche tiene un encanto que no existe con todo el bullicio del día.
Las vistas desde la habitación un lujo. La cama comodísima, y la habitación muy cuidada.
El desayuno muy variado, van sacando platos y puedes completarlo con una zona dónde aún tienen más surtido (cereales, aceites...)
La atención de los dueños de 10. Repetiremos seguro